De El Dorado tengo muchos recuerdos, podría decir que hizo parte de mi banda sonora en la adolescencia. La primera canción que llegó a mis oídos de ese álbum (imagino que a la mayoría le pasó igual), fue Bolero Falaz, el videoclip creo que lo tenemos aún pegado a nuestra memoria. Y me acuerdo muy bien de esa canción por una simple razón, no me gustaba. Me entró a la fuerza y acompañada del resto de las canciones del disco que sí me parecían ¡lo más teso del mundo! en ese momento.
Como muchos de los que crecimos en los 80’s y 90’s del siglo pasado, era andariego. Y ese recorrer la ciudad, me llevó a Belén Las Playas, allí vivían algunos amigos de la familia y de tanto ir, empecé a conversar con otros muchachos de mi edad muy formales, que armaban minitecas (o algo parecido, con una bola de espejos y un strober) los fines de semana, visitaban La Mota y Unicentro para encontrarse con otros amigos y ahí estaba yo, haciendo vida social con otros adolescentes y escuchando la música de mediados de los 90’s, entre ellos, por su puesto, El Dorado de Aterciopelados.
A mis amigos también les gustaba caminar, así que mientras recorríamos las calles de Belén y sus barrios fronterizos, hacíamos el intento de cantar las canciones del álbum, me acuerdo mucho de Si no se pudo pues no se pudo y de Pilas, las cantábamos sin parar. Por azares del destino, El Dorado solo fue mío un par de años después, gracias a la novia de otro amigo que no tenía que ver con el combo de Belén; este era del colegio y por fortuna, seguimos siendo cercanos, contrario a lo que pasó con los muchachos del occidente de Medellín.
Ahora sí el tributo
Colombia no es un país muy dado a los homenajes y menos a las bandas de rock, por eso es difícil pensar en los tributos que se han hecho a los largo de la historia para las mismas. Aquí tratando de hacer memoria, recuerdo el Kraken, tributo al Titán, Solución para todo, menos para los problemas dedicado a Hora Local y uno que esperamos salga este año, el reconocimiento a I.R.A. producido por el sello discográfico Del Carajo.
El año pasado le tocó también a una de las bandas más importantes de rock en el país: Aterciopelados. Un tributo que paradójicamente, responde a la versión aterciopelada del siglo XXI, más contemplativos y calmados a la hora de componer, sin quitarle por supuesto, genialidad a su método; a comparación de lo que fueron hace 20 años, donde la rebeldía, el punk y claro, la identidad nacional se sentían con la misma fuerza en todas sus canciones.
Un homenaje sin duda bien merecido; con 16 artistas y 16 periodistas musicales de ocho países, entre ellos, México, España, Argentina y Colombia. Una placa que ratifica el poder de las canciones y especialmente la experticia de Héctor Buitrago y Andrea Echeverri a la hora de componer un disco que ya convoca a tres generaciones.
De rescatar en este homenaje todo, o bueno, para mi gusto, casi todo… Los artículos de los comunicadores, son altamente recomendables. Las canciones también están bien hechas, y no sé si es por mi pasado con El Dorado de 1995; pero siento que los invitados del álbum imprimieron cariño en cada una de ellas cuando las interpretaron. La presentación de la placa, junto a su arte también estuvo muy bien pensada; lo único que me hizo falta, como actor de mi propia banda sonora, fue el rock and roll explicito que está presente en la obra original y que las versiones 2015 quedaron en deuda, seguramente porque ningún músico del tributo, tiene dentro de su apuesta sonora, el rock como género predominante.
A pesar y a favor de todo, este es un disco que debería estar en el archivo fonográfico de cada coleccionista, no solo por su valor artístico, sino por el significado histórico y patrimonial que ha dejado para la música nacional el dúo capitalino. Gracias Aterciopelados.