"Colombia recibe una leyenda. Herbie Hancock no sólo se considera una de las columnas fundacionales del jazz, sino que es un artista que desde su visión y oficio ha permeado la cultura musical de occidente como ningún otro. Silencio Jazz Club presentará al artista de Chicago a Medellín en el 9 de noviembre en el City Hall el Rodeo".
Mauricio López Rueda //
“Viajando con Herbie”, ese sería un buen título para un libro de bolsillo sobre historias callejeras, historias crudas, emocionantes y con finales electrizantes. Un pequeño libro con banda sonora, una recopilación de historias de jazz.
Herbert Jeffrey Hancock nació en Chicago, en abril de 1940. Comenzó a tocar piano a los seis años de edad. A los siete ya interpretaba Mozart y a los 12 ya hacía parte de la Orquesta Sinfónica de su ciudad.
Pero Herbie no iba a ser un producto más del consagrado Bebop de Dizzy Gillespie, Charlie Parker y Thelonious Monk, que para los años sesenta ya había superado con su sonido las fronteras de la costa oeste estadounidense y avanzaba como una onda frenética por todo el mundo.
No, Herbie iba a fundar una nueva revolución jazzística, una verdadera epifanía sensorial, en la que tendrían cabida varios sonidos o instrumentos excomulgados del principal idioma musical afroamericano.
Era un prodigio. Podía tocar clásico y, al mismo tiempo, cabalgar sobre el lomo del polifacético pentagrama que ofrecía la época, apelando de vez en cuando al hard bop, rhythm and blues, jazz modal, jazz funk, que no eran más que una licencia de libertad absoluta, expresada con maestría en su primer trabajo: Takin’ Off, de 1962, gracias al cual el mundo conocería Cantaloupe Island y Watermelon Man, dos piezas trascendentales en la historia del arte musical estadounidense.
Ese primer trabajo, que lo consagraría de inmediato, lo grabó con Blue Note, gracias a Donald Byrd, su descubridor. Su nombre se hizo famoso en los bulevares jazzísticos de la época, y por ello Miles Davis lo invitó a formar parte de su grandioso quinteto, en mayo de 1963.
Con el gigante de la trompeta hizo parte de interminables giras, grabaciones y conciertos.
Compartió con músicos de la talla de Wayne Shorter, Ron Carter y Tony Williams, y colaboró en éxitos inolvidables como Autumm Leaves, My Funny Valentine, All For You y Joshua.
De Miles aprendió que se toca para el presente y no para el pasado, y que, aunque la música es un arte, más que todo es una expresión, una catarsis fermentada por la experiencia y sosegada por el tempo, la clave de todo: el tempo.
En medio de sus trashumancias con Davis, Herbie grabó Maiden Voyage, otro álbum de colección, y además participó en el cine de Hollywood con varios de sus éxitos. En 1968 decidió continuar como artista vagabundo, formando grupos, impulsando reuniones y grabando con todo tipo de artistas de todo el mundo.
Siempre les fue infiel a los caminos, pero no a la música. Ligado eternamente a su piano Fender Rhodes eléctrico y a su clavinet Hohner D-6, Hancock siguió haciendo ruido en las décadas del 70, 80 y 90, participando en películas, en convocatorias masivas e incluso en protestas.
Sus trabajos Head Hunters y Man Child, de los años setenta, lo mantuvieron en el foco gracias a sus improvisaciones con el sintetizador. Podría decirse que Hancock marcó el ritmo de los nuevos sonidos que entrarían en escena en los ochenta, sonidos cargados de provocaciones, de incitaciones al baile, a la vida callejera.
Rock It, sencillo con el que se presentó en los Grammy’s de 1984, es un claro ejemplo de ello.
Herbie siempre estuvo rodeado de grandes músicos: Paul Jackson, Bennie Maupin, Harvey Mason, fueron sus compañeros en muchas noches de fiesta, pero también Tina Turner, con quien ganó un Grammy en 2008; Juanes y Los Lobos.
Hancock también ganó un premio Oscar y ha sido homenajeado musicalmente por leyendas como Conrad Herwig y Eddie Palmieri. Ahora viene a Colombia, más concretamente a Medellín, con 78 años, y todavía con ese brillo en los ojos que denota una pasión inagotable por la música.
Tendremos la fortuna de disfrutarlo, a él, a su piano y a sus gafas de estudiante de física cuántica. Tendremos la oportunidad de vivir canciones que ya son patrimonio de la humanidad como Watermelon Man y Cantaloupe Island, un privilegio con el que pocos en el mundo pueden soñar.
El grupo Us3 haría un sampler con la canción Cantaloupe Island que fue grabado en muchos bares de la ciudad:
La cita con este genio del jazz será el 9 de noviembre en el City Hall el Rodeo de Medellín. Boletas en Tu Boleta: Platino: $350mil. Gold: $250mil. VIP: $99mil. (Más servicio). Pueden comprarlas aquí.