Que el berraco vestido de Facebook (azul, dorado, negro o del color que sea), que el trabajo, que el centro está hecho un caos, que en la casa pusieron la música a todo taco y no puedo estudiar, que ¡Qué calor!, que la vida hay veces se pasa…

Perece que con tantas cosas, buenas o malas, irrelevantes o importantes, no tenemos mucho tiempo para la contemplación, para estar bajo la sombra de un árbol, disfrutar de las hojas secas, el viento en la cara y el “silencio” del bosque.

Víctor Acevedo (guitarra), Camilo Ángel (batería) y un pedal con delay y loop que según Camilo es como un tercer integrante, son Bajo el árbol. Un grupo joven de jazz y ambient que nació en las conversaciones de corredor de la universidad EAFIT y empezó a experimentar con los sonidos limpios que emanaban de sus instrumentos y que ahora pretende sugerir otra manera de escuchar música, más tranquila, apacible, relajada.

Con canciones sin título y cobijados bajo un solo concepto: ‘Una pausa bajo el árbol’, dejan que el oyente o espectador, experimente distintas sensaciones, arme su propia historia, su propio árbol y se siente plácidamente en la especie que más le guste; quizás alguien alguna vez, se anime y hasta le ponga letras a sus melodías. 

Este grupo comulga fácilmente con otras artes y casi que con cualquier actividad: Manejar, pintar, comer, escribir, caminar, actuar, estudiar, hablar, cocinar, meditar, escuchar... tal vez hasta con componer.

Debido pues, a que la música de Bajo el árbol puede ser catalogada como música para escuchar “y ya”, el reto de este dúo en vivo es conectar a los asistentes de sus conciertos con todo lo que pasa en el escenario, y esto lo logran generando experiencias visuales, de narración oral, pintura, body paint o como lo están haciendo ahora, con video mapping. 

Por eso, lo invitamos a que deje el trajín por un rato, respire y se siente bajo la sombra de este árbol sonoro que le ayudará a bajar las revoluciones y lo mandará más tranquilo para su casa.