Hay un “animal eléctrico” suelto en la música de Medellín. Y ese espécimen nació hace un par de años, a raíz de todas las exploraciones sonoras que ha tenido Esteban Giraldo, tanto en proyectos como La Fuga (luego renombrado Volcánica), como en su faceta de solista. Y que combinadas con las sensibilidades de una urbe como Medellín, dan como resultado “poesía, instintos salvajes, y el calor de una ciudad ebullendo en un sintetizador”.
Pero si vamos a ser específicos, “Animal eléctrico” es un concepto. Un concepto que se funda en “el choque de un ser, con todos sus sentimientos y vulnerabilidades, con una ciudad llena de vértigo y ruido”. Y sus canciones intentan contar esas historias de vida urbana, “cómo logra sortear los problemas que se encuentra en las calles, cómo enfrenta la ciudad, qué le dice”. Sus canciones podrían describirse como caminatas lentas entre la espesa niebla, recorriendo parajes diversos, que pueden contrastar con las facciones y acciones de sus transeúntes y habitantes. Historias de ilusión, amor y desencanto, que pueden transcurrir en cualquiera de sus calles.
Y uno creyera que estos parajes recreados tienen su germen musical en las letras más descarnadas del Hip Hop, o en los sonidos más ásperos de Kraftwerk o Nine Inch Nails. Pero no. “Una gran influencia para el sonido de Animal eléctrico ha sido Johann Sebastian Bach”. Esteban Gira fundamenta su decisión de usar algo tan eléctrico como un sintetizador, en la sensibilidad que le generó un instrumento tan analógico como un órgano tubular: “la síntesis en la música, el querer emular sonidos de instrumentos tan acústicos como un violín, inició con el órgano tubular en el Siglo IV. Este fue el primer experimento de música electrónica”. Aunque si uno le pregunta por influencias más contemporáneas, aparecen nombres como Skrilex, Mike Snow, Charly García, Fito Páez, y movimientos musicales como el underground alemán.
A la hora de plasmar la esencia del Animal eléctrico en una canción grabada, el proceso es tan simple que contrasta con la complejidad de sus paisajes: “solo necesitas dos teclados, una tarjeta de sonido y un computador”. Para él, la verdadera magia de la música sucede en vivo, por eso han convertido cada concierto en una sesión de grabación para las canciones, “porque queremos plasmar en nuestra música la esencia de esa fuerza de cada concierto, porque queremos que sea natural, que suene lo que tocamos, sin capas ni secuencias de más”. ¿Y cómo se desenvuelve el Animal eléctrico en vivo? “Como el protagonista de una ficción, creada por las luces, el sonido y el escenario”. Pero si lo que quiere saber, es qué va a encontrar cuando los (porque no es sólo Esteban Gira, es una banda que lo acompaña, además) vea en vivo, la respuesta es un set de dos sintetizadores, batería acústica, batería electrónica, y la voz. Que combinados, dan la sensación “de tener a Rammstein en las orejas”.
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“Yo soy músico de la calle”. Y es justamente esa calle, la de la ciudad donde habita, una Medellín ruidosa, pero polifacética, la que alimenta al Animal eléctrico que ha creado con su música, que todavía está en formación, y que por supuesto seguirá en constante evolución, con cada concierto, con cada ensayo.
Esteban Gira integró el cartel del recién celebrado 4to Festival Hertz de HagalaU.